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De acuerdo con esos hallazgos, el cadáver de Ati evidencia signos de violencia en la cabeza, la cara, el cuello, el tórax y las extremidades, además de hematomas en la zona genital, donde también se localizó “un líquido de color blanquecino”, al tiempo que se estableció como causa del deceso la “asfixia mecánica por estrangulamiento“.

Aidita Pamela Ati, una oficial del Ejército ecuatoriano que apareció muerta en un cuartel de la provincia de Napo el pasado 29 de junio del 2024, habría sido violada y golpeada previamente, según revelaron las pesquisas forenses que se le practicaron al cuerpo, recoge el medio ecuatoriano Primicias, que cita reportes policiales del caso.

De acuerdo con esos hallazgos, el cadáver de Ati evidencia signos de violencia en la cabeza, la cara, el cuello, el tórax y las extremidades, además de hematomas en la zona genital, donde también se localizó “un líquido de color blanquecino”, al tiempo que se estableció como causa del deceso la “asfixia mecánica por estrangulamiento“.

Esto echó por borda la versión que el Ejército ofreció a sus familiares y a la opinión pública, mediante la cual se aseguraba que la mujer había muerto de una “asfixia producida por una obstrucción de vía aérea mientras dormía”.

En conversación con Radio Pichincha, Luis Ati, padre de Aidita, relató numerosas irregularidades cometidas por el Ejército, que abarcan cuestiones como una versión falsa, notificación tardía del hecho a sus deudos y toma de decisiones sin autorización.

La versión de los cuatro oficiales

La investigación reveló que cuatro oficiales, identificados como Xavier Alejandro Pinoargote Vázquez, Freddy Santiago Quintanilla Ayala, John Jairo Mena Mendoza y Ángel Eduardo Jiménez Orozco, estuvieron con la víctima en su habitación.

Previamente, Ati y los cuatro militares habían participado en una fiesta no autorizada por los mandos.

Según el testimonio que ofrecieran a las autoridades, se retiraron a las 06.00 pm (hora local) del 28 de junio del 2024 porque ella se encontraba bajo los efectos del alcohol.

Así las cosas, decidieron trasladarla en un vehículo propiedad de Pinoargote Vázquez hasta su residencia en el Fuerte Militar Napo.

“La habían recostado en la cama quitándole el calzado, el cinturón y desabrochando el botón del pantalón para que estuviera más cómoda”, recoge el parte policial citado por Primicias.

Si bien la Fiscalía decidió procesarlos bajo el protocolo para investigar feminicidios y solicitó prisión preventiva, la jueza a cargo de la causa decidió otorgarles una medida que les permitirá enfrentar el juicio en libertad, aunque la defensora de la familia, Paola Montoya, ya presentó una apelación.

En adenda, Montoya solicitó el análisis de los celulares de los cuatro indiciados –que están en poder de la Policía desde el mismo 29 de junio–, así como de otras de sus pertenencias, incluyendo la ropa que llevaban puesta el día del crimen.

Por Redacción Cuaima Team

Redacción CuaimaTeam

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