Científicos estadounidenses de la Universidad de Nebraska han descubierto que se acumulan metales tóxicos en el organismo de los adolescentes que fuman cigarrillos electrónicos.
El estudio se publicó en abril del 2024 en la revista científica Tobacco Control (TC).
En el estudio participaron 200 adolescentes de entre 13 y 17 años. Según mostraron los análisis de orina, los vapeadores frecuentes (los que fuman entre cinco y 19 días al mes y dan una media de ocho caladas al día) tenían un 30 % más de plomo y un 50 % más de uranio en comparación con sus compañeros que evitan vapear o fuman cigarrillos electrónicos solo ocasionalmente.
En general, el 33 % de los usuarios prefieren sabores mentolados; el 50 %, con gustos afrutados y el 15%, dulces.
Se observa que los biomarcadores de uranio son más elevados en los que prefieren los cigarrillos electrónicos con sabores más dulces, casi el doble que el de los que optan por el gusto a menta.
“Aunque el vapeo se considera una alternativa segura al tabaco, el aerosol contiene una serie de sustancias químicas, entre ellas metales pesados, que, con una exposición crónica, pueden tener efectos sobre la salud a largo plazo”, advirtió Kelly Burrowes, experta del Instituto de Bioingeniería de Auckland.