El potente terremoto de magnitud 9,0 del 11 de marzo del 2011 y el tsunami que lo siguió se cobraron decenas de miles de vidas, y muchos cuerpos nunca se recuperaron.
Un hombre japonés aprendió a bucear y se sumerge en el mar todas las semanas para encontrar el cuerpo de su mujer, desaparecida durante el gran tsunami que arrasó el noreste de Japón en 2011, informan los medios locales.
El potente terremoto de magnitud 9,0 del 11 de marzo del 2011 y el tsunami que lo siguió se cobraron decenas de miles de vidas, y muchos cuerpos nunca se recuperaron.
Fue entonces cuando Yasuo Takamatsu, de 67 años, perdió a su esposa Yuko en la ciudad de Onagawa.
Aquel día, Yuko trabajaba en un banco en un edificio de dos plantas, y se refugió con otros empleados en el último piso, a unos 10 metros del suelo. Pero una enorme ola de más de 18 metros de altura arrastró a todos los que se encontraban allí. “¿Estás bien? Quiero irme a casa”, fue su último mensaje a Yasuko.
Dos años después, un equipo de rescate le entregó a Takamatsu el teléfono de su mujer, que habían recuperado de las ruinas. Todavía funcionaba, y guardaba otro mensaje para él, que nunca llegó a enviarse: “El tsunami es enorme”, cuenta SCMP
En 2014 Yasuo obtuvo una licencia de buceo y, desde entonces, durante más de 13 años ha realizado inmersiones todas las semana para tratar de encontrar el cuerpo de su esposa y devolverla a casa para cumplir su último deseo.
Después de más de 650 inmersiones ha encontrado algunos restos de víctimas en el mar, pero no los de su esposa.
Sin embargo, él no tiene intención de rendirse. Yasuo declaró a la prensa que sabe lo que hace y que, aunque es consciente de que la búsqueda será tremendamente difícil, no tiene otra opción, porque solo buceando puede sentirse más cerca de su mujer. “Volvamos juntos a casa”, dijo en una entrevista, como si Yuko pudiera oírle.