El esposo de la ensayista Jessica Waite, Sean, murió en 2015 durante un viaje de trabajo a Texas.
Una viuda canadiense ha escrito unas conmovedoras memorias en las que detalla cómo consumió las cenizas de su difunto marido poco después de enterarse de que había tenido varias aventuras y buscado la compañía de varias acompañantes de alto precio.
El esposo de la ensayista Jessica Waite, Sean, murió en 2015 durante un viaje de trabajo a Texas.
En “A Widow’s Guide to Dead Bastards”, Waite relata cómo abrió el iPad de su marido adicto a la pornografía para buscar el número del hospital de Houston que albergaba su cuerpo y descubrió su condenatorio historial de navegación.
Waite escribe que cuando empezó a escribir Houston en el navegador, este se completó automáticamente con las palabras “escorts de Houston”.
También encontró búsquedas de acompañantes específicas, así como sus precios y ubicaciones.
Pero esto fue sólo la punta del iceberg.
Waite pasó meses desentrañando la vida secreta de su marido y descubrió que éste veía regularmente acompañantes y la engañaba con varias mujeres.
Waite también se enteró de que Sean le había mentido acerca de tener que trabajar hasta tarde ciertas noches y, en cambio, estaba ocupado descargando cientos de videos pornográficos depravados a su computadora personal, que estaban todos organizados y categorizados en diferentes carpetas de escritorio.
Incluso se enteró de que había estado alquilando un apartamento en el estado de Colorado, Estados Unidos, donde tenía relaciones sexuales con acompañantes y mujeres que había conocido.
Waite escribe en el libro recientemente publicado que no podía aceptar la realidad de la doble vida secreta de su marido y que, poco a poco, empezó a perderla.
“Me siento mejor y más fuerte que antes, pero todavía lloro casi todos los días y todavía siento que una parte de mí ha muerto”, escribió Waite.
“Porque la parte de mí que existía dentro de Sean sí lo hizo”.