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El psicólogo Pablo López indica que “el sueño es uno de los tres pilares de la salud y el bienestar, junto con la alimentación y la actividad física”.

Una encuesta realizada a 20.000 personas reveló que la mitad de estas presiona el botón de repetición de alarma de sus despertadores al menos una vez cada mañana.

Algunas personas aseguran que el aplazamiento de la alarma les permite enfrentar de forma menos agotadora el despertar.

Sin embargo, la psicóloga Shelby Harris advierte de que este hábito podría resultar dañino para la salud, puesto que fragmenta y disminuye la calidad del sueño.

De acuerdo con Harris, retrasar la alarma ocasiona que las personas se levanten aturdidas, debido a que, en lugar de tener un sueño reparador, pasan a etapas de sueño más ligeras.

¿Cómo impacta una mala calidad del sueño al cuerpo?

El psicólogo Pablo López indica que “el sueño es uno de los tres pilares de la salud y el bienestar, junto con la alimentación y la actividad física”.

Durante el período del sueño, la frecuencia cardiaca y la presión arterial disminuyen, dando lugar a acciones reparadoras sobre el cerebro y los músculos.

Esto es beneficioso para la salud, puesto que permite reducir la carga de trabajo del aparato cardiovascular, lo que minimiza el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos.

No obstante, López explica que una mala calidad del sueño, además de afectar nuestra salud, también impacta en nuestras actividades diarias.

¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo de retrasar la alarma?

Harris explicó que, con el paso del tiempo, retrasar la alarma puede causar “una mala higiene del sueño y una mayor sensación de somnolencia, lo que puede tener un impacto negativo en la salud general y en los niveles de energía”.

Por su parte, el profesor Stuart Peirson señala que es difícil alcanzar un período óptimo de tiempo cuando se tiene un horario irregular de descanso y vigilia.

Esta condición puede afectar nuestro reloj circadiano, que ayuda a nuestros organismos a sincronizarse con el día y la noche, por lo que no podemos mantenernos despiertos lo suficiente al siguiente día.

¿Qué hacer para reducir el retraso de la alarma?

La neuróloga Jocelyn Cheng recomienda evaluar los hábitos que promueven un buen sueño.

Estos consisten en mantener un mismo horario para acostarse y despertarse, eliminar la cafeína y el alcohol al menos cuatro horas antes de acostarse y evitar las pantallas brillantes 30 minutos antes de dormir.

A su vez, Cheng sugiere exponerse a la luz del sol para que el cerebro comience a despertarse. Esto permite que nuestro cuerpo continúe con su ciclo de sueño natural, lo que nos permitirá levantarnos con mayor energía. A medida que los hábitos del sueño mejoren, se reducirá la incidencia de presionar el botón para atrasar la alarma del despertador.

Con información proporcionada por Oriana Tassoni

Por Redacción Cuaima Team

Redacción CuaimaTeam

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