Las víctimas eran amigas cercanas de las hijas del condenado, quien se aprovechaba de las menores para hacerles ‘masajes‘ que incluían tocamientos, besos e, incluso, una penetración, informa el diario español El País.
La Audiencia Provincial de Zamora, en el interior de España, ha condenado a un empresario a 40 años de cárcel por abusar sexualmente de seis menores de edad, entre los años 2017 y 2022, cuando las víctimas tenían entre 11 y 16 años de edad.
Le imponen entre 4 y 10 años y medio de prisión por cada uno de los seis delitos, en función de la gravedad de los abusos sexuales cometidos, así como una indemnización de 30.000 euros a dos de las víctimas, y de 20.000 a cada una de las otras cuatro, según informa el Consejo General del Poder Judicial.
Años de silencio hasta dar el paso
Las víctimas eran amigas cercanas de las hijas del condenado, quien se aprovechaba de las menores para hacerles ‘masajes‘ que incluían tocamientos, besos e, incluso, una penetración, informa el diario español El País.
Según información de ese mismo medio, dos de las seis víctimas eran hijas del hombre condenado.
Las adolescentes guardaron silencio durante años por vergüenza y por miedo a represalias, hasta que una de ellas se atrevió a hablar con su madre, quien lo puso en conocimiento de las demás representantes y, entre todas, procedieron a denunciar los abusos.
Las agresiones sexuales tenían lugar cuando las menores quedaban a cargo del hombre, sin ningún otro adulto responsable. Así, procedía a atacarlas en fiestas de pijamas, cumpleaños, encuentros sociales o incluso en viaje familiares.
La denuncia se desató cuando el agresor apaleó a su perro delante de sus dos hijas y de una de las amigas. Fue la última quien, tras el episodio extremadamente violento, decidió poner en conocimiento de su madre los comportamientos del individuo.
Orden de alejamiento, inhabilitación y libertad vigilada
La sentencia también recoge la condena a una orden de alejamiento de 15 años sobre las seis víctimas, así como la inhabilitación durante 16 años para cualquier actividad que implique contacto con menores, y a otros diez años de libertad vigilada al terminar su pena de privación de libertad.
Uno de los abogados de la acusación particular, Francisco Fernández Martínez, ha declarado a un medio local su satisfacción por la sentencia, tras recalcar que “las víctimas han sufrido y padecido mucho tiempo, con problemas psicológicos, y tienen mucho miedo a ese hombre”.