Cavar hoyos en arenas de playa provocaron entre 1997 y 2007 el fallecimiento de 31 personas en Estados Unidos, en su mayoría niños.
Una investigación realizada en EE.UU. advirtió sobre el riesgo que implica cavar hoyos en las playas, ya que la arena seca tiende a colapsar, lo que puede representar un peligro mortal.
Estas situaciones provocaron entre 1997 y 2007 el fallecimiento de 31 personas en Estados Unidos, en su mayoría niños.
El estudio estuvo a cargo de Stephen P. Leatherman, profesor de Ciencias Costeras de la Universidad Internacional de Florida, quien advirtió que si un pozo de arena seca colapsa y entierra a una persona, es muy difícil sacarla antes de que muera por sofocación.
Incluso, citó investigaciones que sugieren que esta situación provoca más decesos que los ataques de tiburones.
Una de las claves que mencionó el especialista para que se produzca el colapso tiene que ver con la composición de la arena, que determina su peso. En el caso de las playas de arena de cuarzo puro, que se caracteriza por ser muy blanca, pesa unos 40 kilos por pie cúbico (0,02 metros cúbicos) cuando está seca
Sin embargo, la arena de la mayoría de las playas está compuesta por una mezcla de materiales, lo que le da el tono marrón. Los minerales que provocan ese oscurecimiento son aún más pesados y pueden llegar a pesar hasta 58 kilos por pie cúbico cuando está seca.
Otro punto importante a tener en cuenta es si está seca o mojada, ya que en el segundo de los casos, la fricción superficial entre el agua y los granos puede mantener una pila de arena en su lugar de manera vertical. Sin embargo, cuando se seque se producirá el colapso debido a la falta de tensión vertical.
Por lo tanto, al cavar un hoyo en la playa, este se mantendrá estable mientras la arena permanezca húmeda, pero al secarse colapsará. Lo mismo ocurrirá si alguien se para en el borde y agrega más peso. En este caso, los granos pesados ocuparán todos los espacios abiertos y no dejarán aire disponible para respirar. Según se detalla, los rescatistas tienen solamente cinco minutos antes de la persona enterrada se asfixie.
Para evitar este peligro, recomienda el informe, no se deben cavar hoyos más profundos que la altura de la rodilla de la persona más baja del grupo, siendo el máximo de 60 centímetros.
Durante el período 1997-2007, de las 31 personas fallecidas por asfixia bajo la arena, de entre 3 y 21 años, 87 % eran de sexo masculino. Los pozos iban de los 60 centímetros a los 4,6 metros de diámetro, con una profundidad de entre 60 centímetros y 3,7 metros. Además, 21 personas lograron sobrevivir.
Con información proporcionada por Oriana Tassoni