Dikembe Mutombo, miembro del Salón de la Fama del Baloncesto y uno de los mejores jugadores defensivos de la historia de la NBA, falleció el pasado lunes 30 de septiembre del 2024 a causa de un cáncer cerebral, anunció la liga. Tenía 58 años.
Su familia reveló hace dos años que se encontraba en tratamiento en Atlanta por un tumor cerebral. La NBA informó que murió rodeado de su familia.
Mutombo no jugó al baloncesto sino hasta la adolescencia, ya que de niño prefería el fútbol. Un hermano mayor, Ilo, y su padre, Samuel, lo animaron a probar este deporte, en el que su gran presencia, (llegaría a medir 2,18 metros), combinada con su agilidad atlética, podría ser una gran ventaja.
Jugó 18 temporadas en la NBA con seis equipos y se retiró con el segundo mayor número de tapones de la historia de la liga, por detrás de Hakeem Olajuwon, otro pívot de origen africano.
Mutombo era conocido por su característico movimiento de negación con el dedo índice, una pose provocativa que utilizaba para disuadir a los tiradores de desafiarlo bajo el aro.
En 1987, a los 21 años, Mutombo se inscribió en la Universidad de Georgetown con una beca académica, después de que Herman Henning, un administrador de la embajada de Estados Unidos en Kinsasa, la capital de la República del Congo, y antiguo entrenador de baloncesto de secundaria, enviara información suya a John Thompson, entrenador del alabado programa de Georgetown.
Después de jugar al baloncesto de práctica durante el primer año, mientras aprendía inglés, Mutombo dejó los cursos de medicina, una concesión a las exigencias del baloncesto universitario. Se cambió a una doble licenciatura en lingüística y diplomacia. Hablaba francés, inglés, español, portugués y cinco lenguas africanas.
Aunque al principio sus habilidades en el baloncesto estaban poco pulidas, Mutombo se entrenaba durante los veranos con Patrick Ewing, exalumno de Georgetown y pívot estelar de la NBA, y con un compañero de equipo, Alonzo Mourning, otro pívot y estrella en ciernes de la NBA.
En su última temporada universitaria, Mutombo promediaba 15,2 puntos, 12,2 rebotes y 4,7 tapones por partido.
“Desde el punto de vista del baloncesto, no es más que un niño en el bosque”, declaró Thompson al diario estadounidense The Washington Post en 1991. “No lo han educado dándole cosas y diciéndole lo genial que es, y quiere mejorar”.
Elegido por los Nuggets de Denver en el cuarto puesto en el draft de la NBA de 1991, Mutombo intimidaba de inmediato en defensa.
Aunque de aspecto torpe, tenía un eficaz tiro de gancho, que lo ayudó a promediar lo que sería el máximo de su carrera en puntos, 16,6. Fue seleccionado al primero de sus eventuales ocho partidos en el Juego de las Estrellas.
El punto culminante de los cinco años de Mutombo en Denver fue la victoria de los Nuggets sobre los SuperSonics de Seattle en la primera ronda de las eliminatorias de la Conferencia Oeste en 1994.
En el decisivo quinto partido, tras capturar el último rebote en la prórroga, fue fotografiado en la cancha con el balón en alto, celebrando la primera derrota de un equipo cabeza de serie a manos de un octavo lugar (los Nuggets fueron eliminados en segunda ronda por los Jazz de Utah).
Mutombo dejó Denver en 1996 y firmó un contrato de cinco años y 55 millones de dólares con los Hawks de Atlanta. Pete Babcock, mánager general de los Hawks, dijo en una entrevista realizada en 2022 para este obituario que a Mutombo le había integrado Atlanta como base para una fundación que pensaba establecer en beneficio de su país natal, entonces conocido coloquialmente como Zaire. Inició la fundación en 1997.
“Cuando reclutamos a Dikembe, intentamos impresionarlo con la diversidad de Atlanta, la importancia de la comunidad afroestadounidense en comparación con la mayoría de las grandes ciudades estadounidenses”, recordó Babcock. “Aquel primer verano que le fichamos, estuvo comprando autobuses escolares y enviándolos al Congo, y hablando de lo inestable que era el país debido a los enfrentamientos civiles, especialmente las instalaciones médicas”.
La madre de Mutombo, Biamba Marie, murió en su casa en 1998 tras sufrir un derrame cerebral; Mutombo no había podido conseguir atención hospitalaria para ella debido al toque de queda impuesto por el gobierno.
Ese año, invitó a empresarios y políticos a una cena en Washington para anunciar una campaña de recaudación de fondos para un hospital en Kinsasa destinado a atender a los pobres. Durante los años siguientes, tuvo dificultades para recaudar fondos, incluso de personas en la NBA, con dos notables excepciones: Ewing y Mourning.
“Pensé que sería fácil, que llamaría a todos los ricos que conocía por haber sido jugador de baloncesto y que todo el proceso duraría nueve meses”, declaró al diario estadounidense The New York Times semanas antes de que el hospital de 300 camas, que lleva el nombre de su madre, abriera sus puertas en septiembre de 2006, en unos terrenos donados por el gobierno. Dijo que tuvo que pagar a los ocupantes ilegales para que desalojaran la propiedad y que había donado unos 15 millones de dólares al proyecto.
“Este va a ser el día de mayor orgullo de mi vida”, dijo durante la ceremonia de inauguración.
Como jugador de baloncesto, Mutombo podía ser idiosincrásico, incluso malhumorado, especialmente cuando se le comparaba con sus compañeros de Georgetown, Ewing y Mourning. Aunque fue elegido cuatro veces Jugador Defensivo del Año por los medios de comunicación, en ocasiones se quejaba de que no se le apreciaba lo suficiente.
“Querer que la gente reconozca sus logros, en cierto sentido, es un cierto tipo de orgullo en parte cultural”, declaró en 1995 a The Washington Post el primo de Mutombo, Louis Kanda, médico de Washington cuya carrera el atleta esperaba seguir en un principio.
El movimiento de negación con su dedo lo popularizó, junto con sus proclamas de voz áspera y acento marcado, normalmente seguidas de carcajadas resonantes. Los periodistas se deleitaban con sus desventuras con expresiones estadounidenses: una vez describió las eliminatorias contra Shaquille O’Neal como “un paseo por el pan comido”.
El movimiento del dedo se convirtió en una molestia para sus entrenadores y compañeros de equipo, quienes creían que estaba incentivando a los rivales a jugar más duro. Muchos le imploraron que dejara de hacerlo, como David Stern, el comisionado de la liga, que le hizo el comentario personalmente. Mutombo creía que cuanta más atención atrajera, mejor sería para su recaudación de fondos.
“Al final le dijimos que podía negar con el dedo, pero solo al público”, dijo Babcock.
El tiro le salió por la culata en un partido de eliminatorias disputado en Atlanta en 1997, cuando Mutombo bloqueó un tiro de Brian Williams, de los Bulls de Chicago, se dio la vuelta para hacerle la seña al público y no se dio cuenta de que el balón seguía en juego. Para gran indignación de su entrenador, Lenny Wilkens, Scottie Pippen, de los Bulls, hizo una clavada.
A menudo, Mutombo bromeaba sobre el costo de las multas que le había impuesto la regla de la liga que prohibía las provocaciones. Pero cuatro años después de retirarse recibió un amplio reembolso, protagonizando un aclamado anuncio publicitario de Geico creado para el Super Bowl de 2013.
En el anuncio de 30 segundos, con su uniforme deportivo, Mutombo negaba con su famoso dedo hacia personas que realizaban diversas actividades cotidianas.
Mutombo declaró a The Atlanta Journal-Constitution que el anuncio había restablecido el reconocimiento “para mí y para mi fundación. Doy gracias a Dios por eso”.