El arácnido fue encontrado en mayo de 2021 cerca de una planta de bambú de una reserva ecológica de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, en la región litoral ecuatoriana
Unos científicos descubrieron una nueva especie de tarántula mientras buscaban arañas arbóreas en la cordillera occidental de los Andes ecuatorianos, informa un estudio publicado esta semana en la revista ZooKeys.
El arácnido fue encontrado en mayo de 2021 cerca de una planta de bambú de una reserva ecológica de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, en la región litoral ecuatoriana. Mientras era observado, el espécimen exhibió un “comportamiento defensivo” y luego intentó huir haciendo movimientos rápidos y esporádicos, “casi demasiado rápidos para verlos“, detalla el informe.
El equipo de investigación, liderado por Pedro Peñaherrera y Roberto León, capturó a la araña y la llevó al Laboratorio de Zoología Terrestre de la Universidad San Francisco de Quito.
Luego de observar sus características físicas de cerca, y compararlas con las de otras arañas de aspecto similar, se dieron cuenta de que habían descubierto una nueva especie.
Dado su “mal temperamento” y sus ataques esporádicos, decidieron llamarla ‘Salmopoeus satanas’, inspirados en Satanás, entidad sobrenatural que algunas religiones asocian con el mal. Sin embargo, y pese al apodo, los biólogos confiesan que “se encariñaron mucho” con el ejemplar mientras lo estudiaban.
Esta tarántula ‘satánica’ alcanza poco menos de cinco centímetros de largo, tiene ocho ojos, un cuerpo marrón oscuro y patas cubiertas de vellosidades de color “dorado pálido”.
Hasta el momento, han encontrado ‘Salmopoeus satanas’ en dos provincias vecinas del centro de Ecuador (Santo Domingo de los Tsáchilas y Pichincha), pero “poco se sabe” de la densidad real de su población.
No obstante, los expertos sugieren que esta especie podría encontrarse en “peligro crítico” de extinción. Se estima que vive rodeada de zonas agrícolas y pastizales para ganado, lo que estaría afectando el tamaño y la calidad de su hábitat debido a “una grave fragmentación causada por tierras de cultivo y concesiones mineras”.