Eddie era un tipo muy amable y tranquilo solo que si lo molestabas y querías pasarte de vivo con él cambiaba como lo hacía el Dr Jekill a Mister Hyde
Eddie Van Halen, reconocido cómo uno de los mejores guitarristas de la historia y ciertamente quien junto a Jimmi Hendrix, cada uno en su época, cambiaron la manera de tocar la guitarra también era reconocido cómo un tipo agradable y amable, de sonrisa fácil y que siempre colaboraba con otros artistas sin importar lo que el mismo representaba para el mundo de la música.
De hecho su colaboración más conocida fue el solo de guitarra que hizo para la canción “Beat it” de Michael Jackson pero esa es solo una de sus colaboraciones.
Eddie era un tipo muy amable y tranquilo solo que si lo molestabas y querías pasarte de vivo con él cambiaba como lo hacía el Dr Jekill a Mister Hyde

Fanático de los autos, es sabido que Eddie tenía un colección amplia de autos y algunos de ellos de us exclusivo del ejército de Estados Unidos.
Pues tomo uno de esos autos militares de su colección y fue pistola en mano hasta la casa de Fred Durst, líder de Limp Bizkit para encañonarle con una pistola
Eddie era uno de los más grandes héroes de la guitarra y, como es natural, tocó con una enorme cantidad de músicos a lo largo de su vida… incluyendo al frontman de Limp Bizkit, Fred Durst. Sin embargo, las cosas no debieron salir bien porque el Eddie acabó volviendo a casa Durst montado en un todo terreno militar, con una pistola en la mano y dispuesto a arrancar cabezas para recuperar parte de su equipo.
En el libro ‘Eruption in the Canyon: 212 Days & Nights With the Genius of Eddie Van Halen’, de Andrew Bennett, se relata que este altercado tuvo lugar tras la salida de la banda del guitarrista Wes Borland en 2001.
La banda estaba realizando audiciones con distintos guitarristas, pero les surgió la oportunidad de tocar con Eddie Van Halen y no pudieron decirle que no a la propuesta de pasar un buen rato con la leyenda.
Durst y Van Halen se habían conocido en una fiesta en la que un ejecutivo de una discográfica les sugirió que hicieran equipo. Esto, al vocalista de Limp Bizkit, le pareció una gran idea: “Sería divertidísimo. El mejor guitarrista de la historia toca con la peor banda de la historia“. En respuesta, Van Halen dijo: “A la mierda, toquemos“.
Ambos se encontraron en la casa de Durst en Beverly Hills y comenzaron a tocar. A Eddie no le gustó lo que vio, dado que el “pobre” nivel de la banda le hizo sentir como “un universitario entre niños de guardería”. Además, parece que lo que iba a ser una sesión musical de improvisación acabó siendo una fiesta de consumo de marihuana , con los de Limp Bizkit consumiendo toda la marihuana que pudieron.
A Eddie no le hacía ninguna gracia la marihuana, así que no tardó en marcharse, dejándose, sin querer, parte de su equipo musical, amplificadores y guitarras incluidas.
Al día siguiente, Eddie intentó llamar a Durst para recuperar sus cosas, pero fue ignorado, lo cual no le hizo ninguna gracia. Pasado un día más, Van Halen decidió tomarse la justicia por su mano e ir a la casa de Durst, no sin tomar algunas precauciones por si las cosas se ponían tensas.
En su libro, Bennett lo narra de la siguiente manera: “Eddie compró una vez un vehículo de asalto en una subasta militar. Tiene una metralleta en la parte trasera, algo que no es legal. Eddie condujo ese vehículo de asalto a través de Los Angeles hasta Beverly Hills, luego estacionó y lo dejó encendido en el jardín delantero de la casa en la que Limp Bizkit estaba ensayando”.
“Se bajó sin camiseta, con el pelo recogido en un moño samurai en lo alto de la cabeza, los jeans sujetos con una cuerda y botas de combate sujetas con cinta aislante. Y tenía una pistola en la mano”.
Relatando el momento desde la perspectiva de Van Halen, continúa: “‘Ese idiota abrió la puerta. Apunté con mi pistola a su estúpida gorra roja de mierda y le dije: ‘¿Dónde está mi equipo, hijo de puta?’. Durst se giró hacia uno de sus empleados y empezó a gritarle que cogiera mi equipo…’”.
“Eddie estaba en el jardín delantero de una casa residencial en Beverly Hills a plena luz del día, fumando un cigarrillo mientras apuntaba con una pistola a Fred Durst, que iba y venía de la casa al vehículo de asalto, cargando amplificadores y guitarras”.
Eddie Van Halen era como aquel famoso refrán que decía mi madre: “Dios mío, líbrame del agua mansa que de la brava me libro yo“.