En la cocina había todo tipo de utensilios potencialmente peligrosos, como cuchillos. Uno de ellos es el que usó para matar a Nuria.
Nuria López, la cocinera asesinada en la cárcel de Tarragona, Cataluña, España, por un preso del programa de reinserción, había alertado en un informe de la peligrosidad y conflictividad del interno que ha terminó matándola a puñaladas, pero el departamento de prisiones de la Generalitat (gobierno Catalán) la ignoró.
El preso fue dado de baja en el programa de cocina por un tiempo y al poco volvieron a reintegrarlo y la asesinó.
Nuria tenía 48 años, era la responsable del taller de cocina y estaba contratada por el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE).Iulian S.O.,el recluso asesino que la mató y posteriormente se suicidó, se encontraba en el módulo de los internos más violentos, pero por buen comportamiento se le permitió trabajar elaborando la comida diaria del centro penitenciario.
En la cocina había todo tipo de utensilios potencialmente peligrosos, como cuchillos. Uno de ellos es el que usó para matar a Nuria.
Ahora, los compañeros de Nuria se declaran en pie de guerra contra la Generalitat, la responsable de las prisiones en Cataluña tras la cesión de las competencias penitenciarias.
Los funcionarios llevan años demandando más protección y personal ante la ola creciente de graves agresiones que sufren por parte de los presos y no comprenden cómo se había permitido el acceso a armas blancas a un preso condenado previamente por un horrible asesinato machista.
Antes mató a una prostituta
En abril de 2016, Iulian, el preso que ha asesinado a Nuria en prisión, antes de quitarse la vida, ya mató a una prostituta degollándola con un cuchillo.
Fue en un departamento de la localidad de Valls. Él se enamoró de la mujer y le pidió que abandonada la prostitución, pero ella se negó.
Tras beber varias botellas de vino, la mató porque ella no quería enseñarle unas fotografías en el teléfono móvil. Luego se entregó a la Policía Local de Valls.
Iulian ingresó en prisión provisional y en 2018 la Audiencia de Tarragona lo condenó a 11 años de cárcel por asesinato con alevosía. Fiscalía le pedía 20 años de cárcel, pero la sentencia tuvo en cuenta que había confesado el asesinato y el elevado consumo de alcohol para reducirle la pena.
El procesado se aseguró de pedir perdón en el juicio y dijo que “si no fuera porque estaba tan bebido, eso no habría pasado”.
Cadáveres en la nevera
Fue un funcionario de prisiones el que el pasado miércoles 13 de marzo del 2024, antes de las cinco de la tarde, localizó los dos cadáveres en las neveras de las cocinas de la prisión de Mas d’Enric, en Tarragona.
Eran los cuerpos de Nuria, la jefa del taller de cocina, con múltiples puñaladas. Junto a ella, estaba el cadáver del asesino de la cocinera, el preso Iulian que se había cortado el cuello de un solo tajo.
El recluso mató a la trabajadora acuchillándola con saña y luego se quitó la vida. Es la hipótesis de los Mossos d’Esquadra, que se han hecho cargo de la investigación.
Se le pagaba un sueldo
Desde entonces, Iulian cumplía condena en la prisión de Mas d’Enric y, según fuentes penitenciarias, por su buen comportamiento había conseguido ser uno de los internos de confianza que trabaja en la cocina, en la que hay instrumentos peligrosos como cuchillos.
Tuvo que pasar una formación de manipulación de alimentos para conseguirlo y se le pagaba un sueldo.
Sin embargo, los compañeros de Nuria han denunciado que la víctima hizo un informe negativo alertando de la conflictividad y peligrosidad del preso y solicitando su alejamiento.
El Departamento de Prisiones de la Generalitat lo ignoró, puntualizan fuentes de prisiones. El preso fue dado de baja en el programa, pero poco después regresó a la cocina con los cuchillos.
Funcionarios en pie de guerra
El crimen de la cocinera a manos del preso de la cárcel de Mas d’Enric es un punto de inflexión para todos los sindicatos penitenciarios como CSIF o Tú Abandono Me Puede Matar (TAMPM), que llevan años denunciando el incremento de la violencia en las cárceles catalanas, tanto entre presos como contra los trabajadores.
Los funcionarios y trabajadores de las cárceles de Cataluña “le han declarado la guerra” a la Generalitat y piden la dimisión irrevocable de la consejera de Justicia, Gemma Basart, y del secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, Amén Calderón, para que cambie la errática política del Gobierno Catalán en materia penitenciaria.
El pasado viernes 15 de marzo del 2024 hubieron concentraciones previstas en 81 centros penitenciarios de Cataluña y sólo es el principio de una ola de movilizaciones.
Los sindicatos creen que el asesinato de Nuria se habría podido evitar, pero “la administración de Cataluña no ha hecho nada para frenar la violencia en las cárceles”, cuyas cifras se han triplicado desde 2016