La denuncia fue hecha por integrantes de la misma división militar, que presentaron al periódico local Semana
El comandante del Ejército de Colombia, el general Luis Mauricio Ospina, utilizó los servicios de inteligencia y contrainteligencia de la institución para investigar, en sus intereses personales, a Leonardo Colmenares, el profesor de inglés que entabló una amistad con su esposa a raíz de las clases que le había dictado en algún momento.
La denuncia fue hecha por integrantes de la misma división militar, que presentaron al periódico local Semana audios e imágenes que prueban los seguimientos ilegales a Colmenares, que durante años ha dado clases a oficiales del Ejército y que periódicamente se veía con la esposa de Ospina en las instalaciones militares, concretamente en el Cantón Norte, ubicado en la capital colombiana, Bogotá.
Para saber los motivos de esos encuentros, una agente de contrainteligencia fue enviada a seguir los movimientos del profesor, reportando sus pasos e incluso buscando contratarlo para unas clases, lo que evidencian sus grabaciones hechas entre julio y agosto del 2023. Tanto Ospina como varios otros oficiales estaban al tanto del operativo.
Pero la operación fue más allá de vigilar sus pasos, pues, de acuerdo con una fuente militar, Colmenares incluso fue vinculado a una investigación como si fuera un integrante del frente Carolina Ramírez, de las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con el fin de acceder a su ubicación mediante el rastreo de su celular.
La respuesta del comandante
Consultado por Semana, el general Ospina admitió que en “algún momento” les ordenó a sus subalternos que “verificaran quién es esta persona que dice que es profesor de inglés”, no obstante, —señaló— los “que determinan qué hacen, si hacen seguimientos o qué tarea de inteligencia realizan” son los agentes.
Explicó que uno de los motivos para investigar a Colmenares era por una llamada que él le había hecho a su esposa advirtiéndole sobre su hija, y que no se trataba de una cuestión de celos.
Al ser preguntado sobre el uso del aparato de inteligencia y contrainteligencia en sus propios intereses, señaló que no considera que haya hecho “mal uso” del mismo. “Yo soy el comandante del Ejército, si hay algo para mi entorno personal y familiar, no voy a llamar a la DEA, sino a la gente que trabaja conmigo para decirle que verifique. Para eso existe la inteligencia y la contrainteligencia”, dijo.
Sobre el perfilamiento del profesor como guerrillero, el comandante dijo que se debe “denunciarlo”. “En esa denuncia aparecerá la persona a la que yo le puse la tarea y tendrá que responder, porque el fin no justifica los medios. Lo que hayan hecho luego de la reunión en la que puse la tarea, y los medios utilizados, estamos en total capacidad de denunciar a las personas que haya que denunciar”, sostuvo.
El Ejército justifica el actuar del general
En un comunicado citado por el periódico, el Ejército justificó el actuar del general asegurando que tenía derecho a hacer lo que hizo. “Las misiones de inteligencia y contrainteligencia son diferentes; están claramente consignadas en la Ley Estatutaria 1621 de 2013. En el caso específico de la función de contrainteligencia, las actividades buscan anticipar, prevenir, detectar y neutralizar acciones para proteger al personal, las instalaciones, el material y la información”, señaló.
Colmenares, por su parte, aseguró que la única relación que mantenía con la esposa de Ospina era la de amistad. Dijo que la última vez que vio a la mujer fue hace dos meses en su oficina en el Cantón Norte, donde —apuntó— fue a “saludarla, no más. Eso fue todo”.
Ospina será investigado
Ante las revelaciones, la Procuraduría abrió una investigación disciplinaria contra Ospina. Concretamente, investigará si el comandante “habría incurrido en faltas disciplinarias, al abusar de su poder y usar los servicios de inteligencia y contrainteligencia, así como utilizar a subalternos, para fines alejados a los de la institucionalidad”, señaló el organismo.
Además, comprobará si el general “habría ordenado un montaje, acusando sin prueba alguna a un ciudadano de pertenecer a un grupo al margen de la ley, y así justificar dichos seguimientos